El triunfo del rarito

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Hijo de artistas, Oriol Pla creció sintiéndose diferente. La confianza que hay que luchar por lo que sueñas le ha ayudado a despuntar. Hoy se estrena ‘Odiseos’, en la que hace de adaptador, narrador y ayudante de dirección
Entre las manos, la guitarra. Enfrente, los apuntes. Oriol Plan adolescente afrontaba las vísperas de los exámenes del instituto inmerso en una lucha consigo mismo. Y el corazón siempre terminaba ganando a la razón. «En vez de estudiar me ponía a tocar porque me atraía mucho más y sentía que aquello era lo que tenía que hacer». El tiempo confirmó que no se equivocaba. El chico que se sentía un poco el rarito del instituto para la relación, propia y familiar, con las artes, invirtió a fondo en su vocación y no se ha arrepentido. Sólo unos años más tarde (tiene 23), es un preciado actor de teatro (Ragazzi, Yo nunca), cine (Animales, Año de gracia, Truman, Incierta gloria) y televisión (El corazón de la ciudad, Merlín) que en más sabe hacer muchas cosas: bailarín, clown, acróbata. «Mi padre me decía: tienes que ser como un juglar, debes poder entretener alguien durante dos horas», recuerda.

«En casa estaba prohibido ir a una escuela de teatro», dice, medio en broma y medio en serio, hijo de una manera de entender las artes escénicas ligada con la artesanía, a aprender desde la práctica. Él y su hermana Diana eran muy pequeños cuando empezaron a actuar junto a los padres, Quimet Pla (uno de los fundadores de Comediants) y Nuria Solina (violinista, cofundadora de las compañías Picatrons y Circ Cric), en la compañía familiar, Teatro todo Terreno. El ejemplo en casa les hizo artesanos del oficio, y esta versatilidad y naturalidad son hoy dos de las armas más preciadas de Oriol. «A los 11 años empecé a ganar dinero con mi trabajo, desde entonces que todas mis gastos me las pago yo».

«En casa estaba prohibido ir a una escuela de teatro»

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Estos días, toda su atención está volcada en un espectáculo de título muy apropiado para el esfuerzo que han puesto a hacerlo: Odiseos, una adaptación de la Odisea de Homero con 22 personas sobre el escenario hecha prácticamente sin ningún presupuesto que se estrena hoy en la Sala Beckett de Barcelona. Él es en múltiples registros: ha hecho la adaptación junto con Pau Matas y Quimet Pla, es el ayudante de dirección e interviene en el papel del narrador. «Odiseos es un espectáculo de la compañía Teatro Todo Terreno nacido de una idea original del Quimet, que lo ha dirigido. Surgió de un taller en el Centro Cívico Can Felipa con gente joven, por la voluntad de darles la oportunidad de participar en un proyecto colectivo a pesar de que muchos no habían actuado nunca «.

Odiseos tiene factura coral y raíces familiares. La madre hace el diseño de luces, es la iluminadora y ha creado también la escenografía; su hermana Diana es la responsable de vestuario y también actúa. La música es original, obra de Marc Giró, también de Teatro Todo Terreno. Oriol está orgulloso de lo que han construido desde la nada. Se ha podido dedicar en cuerpo y alma al proyecto porque tiene la suerte de poder elegir trabajos. Ahora está intentando decidir si acepta una redimensión de su personaje en la tercera temporada de Merlín. No le tienta nada la idea de la fama, los padres también ha aprendido la humildad y el deseo de trabajar «sin pretensiones». Pero es cierto que a él, que comparte piso con su hermana y no tienen televisión, actuar en la tele le «subvenciona trabajos como este Odiseos, en el que nadie cobra». Lo hacen por pasión, sin pensar en el retorno económico. «Los sueños suelen ser muy precarios», dice. De proyectos no le faltan: Be god is, con Espacio Dual (la compañía de música y creaciones escénicas que comparte con Blas Juanet y Marc Sastre) en la Villarroel en abril, la reposición de Ragazza (el impactante monólogo sobre el manifestante antisistema muerte en Génova por la policía en 2001 durante la cumbre del G-8) en el Lliure en febrero, la nueva obra de Iván Morales en septiembre, dos películas pendientes de financiación … Y la tranquilidad de quien tiene la energía y las aptitudes para generar sus propios proyectos: «en casa también me enseñaron a ser motor, no esperar a que el teléfono suene. y yo me veo dirigiendo una película, haciendo guiones, bailando, haciendo acrobacias … Lo más difícil es decidir hacia dónde me decanto «. Cuando era adolescente, Oriol Pla confiaba que seguir el corazón y dedicarse a lo que le gustaba acabaría dando sus frutos. «Me decía:« Esto algún día me llevará a alguna parte. Y cuando llegue será mágico »». No se equivocó.