Bañar a tu mascota sin estrés en casa no tiene que ser una experiencia traumática, basta con una preparación adecuada y un enfoque paciente. Tanto perros como gatos pueden aprender a tolerar, incluso disfrutar, el baño.
El truco es crear un ambiente seguro, anticiparte a sus reacciones y usar productos específicos que le hagan sentir bien. Hoy te contamos paso a paso cómo hacerlo y cómo premiarlo para que se acostumbre y podáis establecer una rutina agradable.
Empecemos por el perro
La frecuencia ideal para bañar a un perro depende de su raza, tipo de pelo, condiciones de piel y estilo de vida. Lo normal es bañarlos cada 4-8 semanas. Si tu perro tiene el pelo corto y vive dentro de casa, necesitará una frecuencia menor. Si tiene el pelo largo, es muy activo o propenso a ensuciarse, tendrás que bañarlo más a menudo.
Antes
- Escoge un lugar cómodo y antideslizante.
- Ten a mano todo lo que vas a necesitar: champú, cepillo, toalla, recipiente con agua o manguera de ducha, etc.
- Cepilla al perro antes del baño para quitarle enredos y que sea más sencilla la limpieza.
- El agua debe estar templada y el entorno tranquilo, sin ruidos que lo puedan alterar.
Durante
- Moja al perro poco a poco, desde las patas hacia el lomo.
- Aplica el champú con suavidad evitando ojos y oídos. Deja que actúe unos minutos (o lo que indique el fabricante) y aclara con abundante agua.
- Recuerda hablarle con voz calmada para tranquilizarlo.
Después
- Sécalo con una toalla sin frotar bruscamente.
- Si tu perro tolera el secador, úsalo a temperatura media/baja manteniéndolo a distancia.
- Para reforzar la experiencia positivamente, recompénsalo con una golosina.
Sigamos con el gato
Los gatos no necesitan baños frecuentes porque se asean solos y a diario. Solo debes bañarlos si se han ensuciado con sustancias que no se puedan limpiar, si tienen algún problema físico que les impida acicalarse o si padecen alguna condición médica que lo requiera.
Antes
- Al igual que con el perro, tenlo todo a mano: toallas, champú específico, esponja suave, agua templada…
- Utiliza una bañera o un lavabo con base antideslizante.
- Puedes cortar sus uñas el día anterior para evitar arañazos si se pone nervioso. No lo hagas el mismo día o se estresará demasiado.
- Al igual que con el perro, puedes cepillarlo antes del baño para facilitar el proceso.
Durante
- Normalmente, los gatos toleran mejor una esponja húmeda que mojarles todo el cuerpo.
- Si tienes que bañarle entero, ve muy despacito: primero las patas, luego el cuerpo, siempre evitando cabeza y orejas.
- De nuevo, habla en voz baja y evita los movimientos bruscos que puedan asustarlo.
Después
- Envuélvelo en una toalla y seca con suavidad.
- Si la toalla se empapa demasiado, cámbiala por una nueva, pero no utilices el secador. Los gatos suelen tenerle mucho miedo, es preferible dejarlos en una habitación cálida y tranquila hasta que se sequen por completo.
- Si es receptivo, ofrécele un premio. Si ha estado tenso, simplemente deja que descanse.
Consejos generales para bañar a tu mascota sin estrés
- No la bañes si está enferma, muy alterada o acaba de comer.
- Si el baño la estresa mucho o la pone agresiva, considera llevarla a un centro de estética animal o consultar con su veterinario.
- Premia el comportamiento después del baño para reforzar la asociación positiva.
- No utilices nunca champús para humanos, pueden alterar el pH de su piel y causar irritaciones.
Bañar a tu mascota sin estrés es posible e incluso puede convertirse en una rutina cómoda y positiva que ambos disfrutéis. Se trata de anteponerse y adaptarse a sus necesidades específicas, actuar con mucha paciencia y crear un espacio seguro y cómodo para tu perro o gato. Recuerda utilizar productos especiales para su pelaje y que la superficie sea antideslizante para que no se asuste.
Con el tiempo y la práctica, este momento puede transformarse en una estupenda oportunidad para fortalecer el vínculo con tu mascota.