Claves para controlar los nervios en los exámenes.

Controlar los nervios en los exámenes

Los nervios no son buenos consejeros y pueden jugar malas pasadas en situaciones importantes como, por ejemplo, durante el periodo de exámenes que muchos estudiantes están a punto de comenzar. Y pensando en todos ellos y en las semanas que tienen por delante, hoy queremos compartir una serie de claves prácticas que les ayudarán a estar más tranquilos cuando llegue la hora de acudir a un examen presencial.

¿Eres de los que no puede controlar los nervios en los exámenes? Pues respira hondo y toma nota de estas recomendaciones. Recuerda que con una mente activa pero relajada conseguirás mejores resultados, así que más allá de estudiar y dominar la materia, debes trabajar en este aspecto para triunfar.

Recomendaciones para controlar los nervios en los exámenes

¿Qué hacer el día anterior al examen?

Si aún te faltan varios temas por estudiar y el examen es mañana, olvídate de ellos. Las cartas ya están repartidas y aunque es evidente que lo perfecto es ir con toda la materia preparada, si esto no es posible, es preferible asegurar la estudiada que perder el tiempo intentando aprender temas nuevos. Darle más vueltas a lo que te falta por estudiar solo contribuirá a que te agobies y te pongas nervioso.

Lo ideal es que el día antes del examen lo dediques exclusivamente a hacer un repaso de los temas estudiados, haciendo hincapié en aquellas partes que se llevas más flojas o aquellas que sepas que tienen más probabilidades de ser preguntadas en el examen. Olvídate de comenzar a estudiar de cero: el día previo es el día del repaso, de acostarse pronto para estar descansado y de pensar en positivo.

¿Qué hacer el día del examen?

El día del examen, procura levantarte un poco antes de tu horario habitual para tener margen suficiente en el caso de producirse algún contratiempo. Desayuna bien, incluyendo alimentos que ayuden a mejorar tu memoria y tu concentración.

Si te sientes más seguro, aprovecha para hacer un repaso rápido a esos esquemas que seguro has hecho en tus sesiones de estudio. Después, date una ducha relajante y sal de casa con más tiempo del habitual para llegar sosegado al centro y tener tiempo de buscar tu sitio, repasar o echar un vistazo a aquello que creas conveniente. Si vas con el tiempo justo y pasa algo que retrasa tu llegada, te pondrás más nervioso y comenzarás el examen alterado y sin estar al 100 % de concentración.

Cuando vaya a comenzar el examen, es importante que pongas en prácticas una sencillas técnicas de relajación. Aunque muchas personas no tengan fe en ellas, estas técnicas funcionan y ayudan a controlar los nervios en los exámenes.

Se basan fundamentalmente en ejercicios de respiración que te ayudarán a oxigenar, tener tus músculos más relajados y sentir menos presión. Y a nivel mental, procura visualizar un sitio agradable, que te guste mucho, como por ejemplo tu playa favorita. O simplemente piensa qué vas a hacer cuando salgas del examen. La idea es pensar en algo agradable que te calme y te devuelva a un estado de relajación sin preocupaciones, el estado ideal para afrontar un examen.

¿Qué hacer durante el examen?

Y cuando ya te hayan puesto el examen encima de tu mesa, relájate, respira hondo y al lío. El primer paso es leer muy despacio las preguntas y no alterarte si han preguntado las que peor preparadas llevas.  Muchas veces, la mente sorprende en situaciones de presión y, con la ayuda de recursos como la memoria fotográfica, pueden hacernos salir del paso. Así que, keep the calm y no te alteres.

Si te quedas en blanco en una pregunta, no te quedes ahí atascado porque seguro que tu nivel de estrés aumentará, te pondrás más nervioso y te constaré centrarte. Si ves que pasa el tiempo y sigue sin venirte nada a la cabeza, respira hondo y  sigue completando el resto del examen. Es probable que, al responder otras preguntas, te vengan ideas y asociaciones que te permitan abordar esa que antes te paralizó. Y como decíamos, confía en ti: si has preparado la materia, seguro que tu mente indagará en todo lo aprendido hasta dar con el hilo que te permita desarrollar ese tema. Controlar los nervios en los exámenes es un arte más que se mejora con el tiempo y la práctica.